Este año se celebra el 25 Aniversario del colegio El Prado. Para conmemorar esta fecha se ha realizado un acto, llámese “institucional”: No faltó el Ayuntamiento, el alcalde y la concejala de Educación actual, algunos concejales de gobiernos anteriores, y hasta el alcalde de aquellos días. No faltó la inspectora de la zona, representante de la Junta de Andalucía. No faltó la institución escolar: los directores de los centros de infantil, primaria y secundaria, los maestros y maestras que iniciaron el proyecto allá por el 83, los que le siguieron, los de ahora.
¿Dónde estaban los alumnos y las alumnas? Los de antes y los de ahora, los sobresalientes y las víctimas del fracaso de la escuela.
¿Dónde estaban los padres y madres?
¿Acaso dos o tres antiguos alumnos y un puñadito de padres y de madres son suficientes para representar a estos 25 años?
¿Sirvieron tantos años? Años de idas y venidas; de falta de sustitutos; de fiestas y de actividades con nuestros hijos y nuestras hijas, y con los de los demás; de tutorías poco productivas con maestros mediocres y con buenos maestros; de horas de “consejo escolar”; de reuniones aburridas de comisiones y más comisiones; de obras de ampliación; de charcos y de tierra; de respeto, de ayuda, de colaboración...
¿Qué fue del colegio El Prado? Qué queda de la idea inicial del primer equipo educativo que, con una dirección colegiada, apostando por una escuela de calidad y defendiendo desde el principio la participación de padres y madres, tuvieron la valentía de embarcarse en un nuevo proyecto en el que no todos confiaban.
El colegio El Prado no puede quedar reducido a resolver los problemas de escolarización de Gines (que no son pocos) y la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía no puede querer engañarnos diciendo lo bien que funciona el sistema educativo en nuestros centros escolares.
Los padres y madres que disfrutamos, reímos y lloramos en la celebración, institucional pero emotiva, confiamos en que junto a los maestros y maestras que nos toquen seamos capaces de recuperar El Prado y permitir que nuestros hijos e hijas disfruten de estos maravillosos años escolares y los recuerden durante toda su vida.
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