Vivimos en un estado contínuo de cambios y crisis: Crisis económica, crisis medioambiental, crisis social, crisis de valores, crisis de la participación… Esto provoca en la ciudadanía una gran incertidumbre sobre el futuro, apatía, debilidad…
Hay que ver el cambio no como un obstáculo sino como una oportunidad para construir desde la creatividad social, desde la innovación social.
Y para ello desde la Administración Local hay que:
Perder el miedo a la participación ciudadana, al reparto del poder. Hay que perder el miedo a una ciudadanía más crítica.
Acabar con la compartimentación. Las políticas de participación se tienen que hacer en todas las delegaciones aunque se impulse desde la delegación de participación ciudadana. Hay que trabajar de forma trasversal.
Invertir en participación. Esta delegación no es una “María”. Es literatura y demagogia creer que no se necesita nada para trabajar con la ciudadanía. Se necesitan recursos humanos (dinamizadores-as y técnicos-as) y recursos materiales (dinero y espacios).
Facilitar la educación para la participación: desarrollo de nuevos valores y habilidades en las personas y los colectivos.
Establecer canales de comunicación con y entre la ciudadanía donde la información no sea simple propaganda.
Multiplicar momentos, ocasiones, espacios, oportunidades para la participación.
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